Bitacora: Como sobrevivir a la convivencia parte I

Bitacora, Convivencia 4 de abril del 2015

14:12

Pythonizo

Ancianos enojo lluvia

Querida bitácora, quiero que sepas que hace un tiempo vengo meditando sobre la posibilidad de que mi pareja se nos una en este viaje, juntos en una armoniosa convivencia, sobre el mismo barco, dormir en la misma recamara, cocinar en la misma cocina, utilizar el mismo baño y un largo etc. Hace dos noches que ella abarloó, estuvimos haciendo lugar para acomodar su ropa, ordenamos todo el camarote para estar cómodos y limpiamos en profundidad atrás de muebles que hacia años que no se movían, a excepción de pequeños movimientos en las diferentes tormentas que viví. Hasta ahí todo bien, pasamos la primer noche genial, cenamos en un barco de una pareja amiga y dormimos muy bien sin molestarnos mutuamente, con respecto a los cruces que se pueden tener, por ahora son los mismos que veníamos teniendo sin estar en la misma nave, así que sin cambios.

El problema fue esta mañana, cuando decidí levantarme e ir al baño, ni bien entré, me encontré con un problema, no sabia como cerrar la puerta, naufrague solo tanto tiempo que no tenia la necesidad de cerrar la puerta del baño, cuando lo intente, la puerta empezó a crujir y rechinar como si se tratara de una puerta de cien toneladas y con las bisagras oxidadas, luego de aplicar un poco de WD40 las bisagras empezaron a funcionar como corresponde, sin hacer ruido y sin tanto esfuerzo. Una vez que logre cerrar la puerta, el olor a WD40 se empezó a a ocultar bajo una pesada capa de un olor totalmente desconocido hasta el momento, un olor tan característico que me costaba deducir a que se debía, después de diez minutos de revisar todo el cuarto de baño, me dispongo a realizar mis necesidades, y cuando levanto la tapa del inodoro, me encuentro con un objeto rosa, colgado del borde como si fuera su territorio, amenazante y frío me susurraba en un tono burlón «Soy yo el responsable del olor a mujer», y fue ahí que me di cuenta, el olor era olor a baño de mujer, mi baño había perdido toda su masculinidad, por mas que buscaba, no había nada de masculinidad en ese baño, entrando en detalle me percate que las toallas estaban en su lugar, había una toalla para cuando se sale de la ducha, los cepillos de diente en su vaso correspondiente, junto a la pasta dental mostrando un perfecto balance, los peines no tenían pelos y estaban guardados, la pileta relucía, el papel higiénico posaba en su accesorio, el espejo no tenia una sola mancha de agua, ¡Y hasta note que había un tacho para los papeles! ¡Si! ¡UN TACHO MI QUERIDA BITÁCORA!

Abrumado por lo ocurrido, corrí a ponerle los puntos a mi novia, que deje de quitarle masculinidad al barco, entonces ella me pegó una cachetada, me dijo: «Callate, y apurate que llegamos tarde a la clase de tejido», y no pude contestarle, porque de verdad que estábamos llegando tarde.

Seguro que tendrás más noticias sobre los avances de esta peculiar situación de convivencia